Ubicado en el corazón de Miraflores, Massala se posiciona como una de las mejores opciones para descubrir la auténtica gastronomía de la India. Ravi Krishna, fundador y propietario del restaurante, comparte con nosotros las particularidades de esta rica tradición culinaria y las novedades que se han incorporado al menú.
Con una trayectoria mundial en hotelería, Ravi decidió embarcarse en la aventura de traer los sabores de su país natal al Perú. “En 2015, Mistura, la famosa feria gastronómica, invitó por primera vez a dos países extranjeros, y uno de ellos fue la India. Para entonces, ya estábamos en pleno proceso de remodelación del local para lanzar el restaurante”, rememora.
La participación en Mistura fue un éxito rotundo. Ofrecieron un número limitado de platos que se agotaron rápidamente, lo que los llevó a buscar más insumos para satisfacer la alta demanda. Esa acogida los llenó de alegría y los motivó a continuar, relata Ravi.
Cuando estaban a punto de inaugurar Massala con un menú que combinaba sabores hindúes y peruanos, un consejo cambió el rumbo. “Gastón Acurio me escribió y me dijo: ‘Ravi, no hagas fusión, el público peruano está listo para probar cosas auténticas. Atrévete con la comida india’. Le hice caso, y aquí estamos”, confiesa Krishna.
Desde entonces, Massala ha sido un espacio para explorar sabores únicos, técnicas culinarias tradicionales y un profundo respeto por la cultura india que se refleja en cada plato.
Rompiendo barreras culturales
A pesar del éxito, Ravi reconoce que aún queda mucho por hacer para que la gastronomía india sea más conocida en Lima. “Muchas personas todavía no están familiarizadas con nuestra cultura ni con la diversidad de nuestra comida”, comenta. Por ello, además de ofrecer exquisitos platos, busca educar y dar a conocer los pilares de esta cocina.
Los fundamentos de la cocina india
La cocina india se caracteriza por tres pilares esenciales, según explica Ravi. Primero, las especias, que son el corazón de esta tradición. “Usamos cerca de 160 especias diferentes. Algunas son específicas para ciertos tipos de carne, como res o pollo. También tostamos semillas y las combinamos para crear mezclas únicas que enriquecen nuestros platos”, detalla.
El segundo pilar es el tandur, un horno de barro alimentado por carbón donde los alimentos adquieren sabores ahumados y se cocinan lentamente. «Primero cocinamos los ingredientes en el horno y luego los combinamos con guisos preparados aparte», agrega.
El tercer pilar es el pan, un acompañamiento imprescindible en cualquier comida. “Nuestro pan, conocido como naan, no lleva levadura y puede hacerse con diferentes tipos de harina. Dependiendo de su preparación, recibe nombres distintos”, señala.
Más que comida: una experiencia sensorial
Las especias también están presentes en las bebidas. El té chai, elaborado con té negro, canela, clavo de olor y kión, es una de las opciones tradicionales. Se puede servir con leche, lo que le aporta una textura suave y un sabor delicioso. Otra bebida popular es el lassi de mango, un batido hecho con yogurt natural, mango, leche, jarabe de goma y un toque de cardamomo, que sorprende con su aroma y sabor distintivo.
En cuanto a las entradas, las samosas de pollo estilo Mumbai destacan por ser una versión india de las empanadas. Estas se sirven con una mezcla de cebolla, tomate, garbanzos y chutney de menta y tamarindo. Su masa crujiente y relleno generoso ofrecen un equilibrio perfecto de sabores.
Massala también permite personalizar el nivel de picante de los platos, adaptándose al gusto de cada cliente. Entre las novedades del menú se encuentra el chicken bedki, trozos de pollo empanizados y sazonados con paprika, kión, sal y limón, entre otros ingredientes.
Un cierre dulce