Desde 2019, aproximadamente 1.8 millones de peruanos han dejado de pertenecer a la clase media, desplazándose hacia situaciones de vulnerabilidad o pobreza.

El declive de la clase media peruana en el contexto de la crisis económica presenta múltiples evidencias más allá de la morosidad en el pago de pensiones escolares y alquileres. Estas evidencias se reflejan tanto en cifras comparativas como en cambios en las condiciones socioeconómicas.

  1. Reducción de la clase media: Desde 2019, aproximadamente 1.8 millones de peruanos han dejado de pertenecer a la clase media, desplazándose hacia situaciones de vulnerabilidad o pobreza. La clase media representaba el 40% de la población en 2019, pero cayó al 33% en 2023. En Lima Metropolitana y Callao, esta proporción se desplomó de 60% a 47%, afectando a casi 1.2 millones de personas. A nivel nacional, 20 de 25 regiones aún no han recuperado los niveles prepandemia de clase media.
  2. Empleo y productividad: La tasa de empleo adecuado sigue deprimida. En 2023, solo el 52.7% de los trabajadores tenía empleos formales o adecuados, cifra inferior a la registrada antes de la pandemia (55.8%). Esta falta de empleo estable ha limitado la recuperación de ingresos, que aún se mantienen un 1.9% por debajo de los niveles de 2019 en términos reales.
  3. Vulnerabilidad económica: La situación de inseguridad económica se agrava por el uso de recursos extraordinarios, como fondos de CTS y AFP, para cubrir necesidades básicas. Esto pone a las familias en mayor riesgo ante futuros imprevistos. Además, la informalidad laboral es alta, afectando la protección social y el acceso a servicios financieros formales.
  4. Impacto de fenómenos naturales: Los desastres naturales, como inundaciones y sequías, han afectado a más del 7% de la clase media, especialmente en regiones costeras y serranas, exacerbando las pérdidas económicas y dificultando aún más la recuperación.

En resumen, la clase media peruana enfrenta una disminución significativa, asociada a la ralentización económica, la falta de empleos formales, y eventos climáticos adversos, mientras la pobreza se ha expandido, situando al país en un escenario de alto riesgo social y económico.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *